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vendredi 16 février 2018

Los 7 sacramentos


¿Cuáles son los 7 sacramentos?


Sacramento del Bautismo

Sacramento de la Confirmación
Sacramento de la Eucaristía
Sacramento de la Reconciliación o penitencia
Sacramento del Matrimonio
Sacramento del Orden sacerdotal
Sacramento de la Uncion de los enfermos


¿Qué es un sacramento?                        

Un sacramento es una realidad cotidiana que forma parte de nuestra vida y que hace presente lo divino, por ejemplo un anillo de matrimonio simboliza el amor que se siente por la pareja y el compromiso con ella.
La palabra sacramento se origina del latín “sacramentun”, y no se encuentra en la biblia debido a que fue un término creado por los teólogos para definir la doctrina cristiana, en base a los medios concretos  establecidos por Dios para obtener el camino de la salvación, y que son administrados a través de la iglesia.
Los 7 sacramentos son los recursos los que nos permiten recordar y celebrar la presencia de Jesucristo y su acción en nosotros, con estas señales afianzamos nuestro deber con la iglesia, nuestra fe en la vida cristiana y nuestra misión de establecer el reino de Dios en el mundo.
Estos recursos están dados por algunos signos visibles que nos conectan con el amor y la gracia de Dios, como por ejemplo: el aceite de óleo, el agua, la hostia, la consagración de los hijos a Dios, entre otros, que representan la simbología de los 7 sacramentos.
Los 7 sacramentos, se manifiestan en cada uno de los momentos de nuestra existencia y que tienen una presencia especial y particular de Dios; por ello apuntalan a los nódulos más importantes de la vida, como lo son: el nacer, el crecer, el casarse o adquirir una obligación de vida, el enfermarse o sentir debilidad y el pedir perdón.

Sacramento del Bautismo

Nos da el nacimiento a la vida divina: nos hace herederos del cielo
El fruto del Bautismo, o gracia bautismal, es una realidad rica que comprende:
El perdón del pecado original y de todos los pecados personales.
El nacimiento a la vida nueva, por la cual el hombre es hecho hijo adoptivo del Padre, miembro de Cristo, templo del Espíritu Santo.La incorporación a la Iglesia, Cuerpo de Cristo, y la participación del sacerdocio de Cristo.

Sacramento de la Confirmación

Fortalece y acrecienta la vida divina: nos convierte en soldados de Cristo
La Confirmación perfecciona la gracia bautismal; es el sacramento que da el Espíritu Santo para:
– Enraizarnos más profundamente en la filiación divina.
– Incorporarnos más firmemente a Cristo.
– Hacer más sólido nuestro vínculo con la Iglesia, asociándonos todavía más a su misión.
– Ayudarnos a dar testimonio de la fe cristiana por la palabra acompañada de las obras.

Sacramento de la Eucaristía

Alimenta la vida divina
La Eucaristía es el memorial de la Pascua de Cristo, es decir, de la obra de la salvación realizada por la vida, la muerte y la resurrección de Cristo, obra que se hace presente por la acción litúrgica.
Por la consagración se realiza la transubstanciación del pan y del vino en el Cuerpo y la Sangre de Cristo. Bajo las especies consagradas del pan y del vino, Cristo mismo, vivo y glorioso, está presente de manera verdadera, real y substancial, con su Cuerpo, su Sangre, su alma y su divinidad.
La Comunión del Cuerpo y de la Sangre de Cristo:
– Acrecienta la unión del comulgante con el Señor.
– Le perdona los pecados veniales y lo preserva de pecados graves.
– Puesto que los lazos de caridad entre el comulgante y Cristo son reforzados, la recepción de este sacramento fortalece la unidad de la Iglesia, Cuerpo místico de Cristo.

Sacramento de la Reconciliación o penitencia

 Nos devuelve la vida divina perdida por el pecado
La confesión individual e íntegra de los pecados graves seguida de la absolución es el único medio ordinario para la reconciliación con Dios y con la Iglesia.
Los efectos espirituales de este acramento son:
– La reconciliación con Dios por la que el penitente recupera la gracia;
– La reconciliación con la Iglesia;
– La remisión de la pena eterna contraída por los pecados mortales;
– La remisión, al menos en parte, de las penas temporales, consecuencia del pecado;
– La paz y la serenidad de la conciencia, y el consuelo espiritual
– El acrecentamiento de las fuerzas espirituales para el combate cristiano.


Sacramento del Matrimonio

Perfecciona el amor humano de los esposos y les da las gracias para santificarse en el camino hacia la vida divina.
La alianza matrimonial, por la que un hombre y una mujer constituyen una intima comunidad de vida y de amor, fue fundada y dotada de sus leyes propias por el Creador.
Los efectos del Matrimonio son:
Origina entre los cónyuges un vínculo perpetuo y exclusivo, de modo que el matrimonio válido celebrado y consumado entre bautizados no puede ser disuelto jamás.
Los cónyuges reciben una gracia propia del sacramento por la que:
– Quedan como consagrados por un sacramento peculiar para los deberes y la dignidad de su estado.
– Se fortalece su unidad indisoluble.
– Se ayudan mutuamente a santificarse con la vida matrimonial conyugal y en la acogida y educación de los hijos.
Entre bautizados, el matrimonio ha sido elevado por Cristo Señor a la dignidad de sacramento.

Sacramento del Orden Sacerdotal

Perpetúa los ministros que transmiten la vida divina
El Orden es el sacramento gracias al cual la misión confirmada por Cristo a sus apóstoles sigue siendo ejercida en la Iglesia hasta el fin de los tiempos: es, pues, el sacramento del ministerio apostólico.
Comprende tres grados: El episcopado, el presbiterado y el diaconado.
La Iglesia confiere el sacramento del Orden únicamente a varones (viris) bautizados, cuyas aptitudes para el ejercicio del ministerio han sido debidamente reconocidas. A la autoridad de la Iglesia corresponde la responsabilidad y el derecho de llamar a uno a recibir la ordenación.
Por tanto, con el fin de alejar toda duda sobre una cuestión de gran importancia, que atañe a la misma constitución divina de la Iglesia, en virtud de mi ministerio de confirmar en la Fe a los hermanos (cf. Lucas. 22, 32), declaro que la Iglesia no tiene en modo alguno la facultad de conferir la ordenación sacerdotal a las mujeres, y que este dictamen debe ser considerado como definitivo por todos los fieles de la Iglesia.

Sacramento de Unción de los Enfermos 

Mantiene la vida divina en los sufrimientos de la enfermedad grave o la vejez.
La gracia especial del sacramento de la Unción de los enfermos tiene como efectos:
– La unión del enfermo a la Pasión de Cristo, para su bien y el de toda la Iglesia;
– El consuelo, la paz y el ánimo para soportar cristianamente los sufrimientos de la enfermedad o de la vejez;
– El perdón de los pecados si el enfermo no ha podido obtenerlo por el sacramento de la Penitencia;
– El restablecimiento de la salud corporal, si conviene a la salud espiritual;
– La preparación para el paso a la vida eterna.

 

En Los 7 sacramentos definen las etapas en la vida del hombre:

Los sacramentos de la iniciación:

Conforman la base de la vida cristiana y se celebran mediante  el bautismo, la confirmación y la eucaristía.

Los sacramentos de la sanación:

Constituyen la curación del  alma y del cuerpo, y se conmemoran con la confesión y la unción de los enfermos.

Los sacramentos de servicios:

Representan el compromiso con Dios a través de la comunidad eclesiástica que se festejan con el matrimonio y la orden sacerdotal.
Así  los 7 sacramentos son los símbolos de gracia establecidos por Dios y otorgados por la iglesia, dando el fruto divino a quienes lo reciben; existiendo en cada sacramento, una relación espiritual entre el símbolo y su significado intrínseco, en este sentido, con estos actos conseguimos el camino de la salvación prometido por Dios.
Diaporama de los 7 sacramentos


Imágenes de los 7 sacramentos
los sacramentos


mercredi 14 février 2018

El credo corto y largo

El credo de los apóstoles (corto)


Creo en Dios, Padre Todopoderoso,
Creador del cielo y de la tierra.
Creo en Jesucristo, su único Hijo, Nuestro Señor,
que fue concebido por obra y gracia del Espíritu Santo,
nació de Santa María Virgen,
padeció bajo el poder de Poncio Pilato
fue crucificado, muerto y sepultado,
descendió a los infiernos,
al tercer día resucitó de entre los muertos,
subió a los cielos
y está sentado a la derecha de Dios, Padre todopoderoso.
Desde allí ha de venir a juzgar a vivos y muertos.
Creo en el Espíritu Santo,
la santa Iglesia católica,
la comunión de los santos,
el perdón de los pecados,
la resurrección de la carne
y la vida eterna.
Amén.



Credo de Nicea - Constantinopla (Credo Largo)



"Creo en un solo Dios, Padre todopoderoso,
Creador del cielo y de la tierra,
de todo lo visible y lo invisible.
Creo en un solo Señor, Jesucristo,
Hijo único de Dios, nacido del Padre antes de todos los siglos:
Dios de Dios, Luz de Luz, Dios verdadero de Dios verdadero,
engendrado, no creado, de la misma naturaleza del Padre,
por quien todo fue hecho;
que por nosotros lo hombres,
y por nuestra salvación bajó del cielo,
y por obra del Espíritu Santo se encarnó de María, la Virgen,
y se hizo hombre;
y por nuestra causa fue crucificado
en tiempos de Poncio Pilato;
padeció y fue sepultado,
y resucitó al tercer día, según las Escrituras,
y subió al cielo,
y está sentado a la derecha del Padre;
y de nuevo vendrá con gloria
para juzgar a vivos y muertos,
y su reino no tendrá fin.
Creo en el Espíritu Santo,
Señor y dador de vida,
que procede del Padre y del Hijo,
que con el Padre y el Hijo
recibe una misma adoración y gloria,
y que habló por los profetas.
Creo en la Iglesia, que es una, santa, católica y apostólica.
Confieso que hay un solo bautismo
para el perdón de los pecados.
Espero la resurrección de los muertos
y la vida del mundo futuro.
Amén.

El credo católico - la historia


La Historia del Credo tiene cuatro vertientes, pero sólo dos de ellas son reconocidas por toda la iglesia debido a que se refieren al fundamento central del cristianismo que es la Santísima Trinidad: Padre, Hijo y Espíritu Santo.
Los tres primeros siglos en la historia de la iglesia se caracterizaron por las persecuciones de las autoridades romanas para desaparecer y destruir el mensaje cristiano y a sus seguidores.


¿Cómo se desarrolla la Historia del Credo?


En el año 325 surge el Credo de los Apóstoles, que contiene las doce declaraciones de fe de los apóstoles, y aunque no tiene un sentido Trinitario completo, se fundamenta en las doctrinas cristianas de la iglesia como ente universal, que permanecía bajo el ataque de grupos que estaban dividiendo la institución.
Constantino que luchaba por hacerse del poder imperial, en vísperas de una batalla en el año 312, tuvo la revelación de la cruz, a partir de ese momento, ordenó colocar en los escudos de sus soldados el símbolo cristiano, obteniendo finalmente la victoria, lo que da pie a que al año siguiente emita el Edicto de Milán, decretando el cese a la persecución de los cristianos y la devolución de todos los bienes confiscados.
Durante el año 324, cuando Constantino se convierte en el emperador absoluto de todo el Imperio Romano es que la iglesia comienza a manifestarse abiertamente, iniciando la construcción de esplendidas basílicas a lo largo del territorio.
Con la propagación del cristianismo, surge la herejía en toda Europa, liderada por un presbítero llamado Arrio, y como forma de contrarrestar esta avanzada la iglesia declara  el Credo Niceno, que es la manifestación de la Santísima Trinidad con una noción más extensa, de acuerdo a los concilios ecuménicos de Nicea en el 325 y Constantinopla en el 381.

lundi 12 février 2018

La cuaresma

La Cuaresma es el tiempo litúrgico de conversión, que marca la Iglesia para prepararnos a la gran fiesta de la Pascua. Es tiempo para arrepentirnos de nuestros pecados y de cambiar algo de nosotros para ser mejores y poder vivir más cerca de Cristo.

La Cuaresma dura 40 días; comienza el Miércoles de Ceniza y termina antes de la Misa de la Cena del Señor del Jueves Santo. A lo largo de este tiempo, sobre todo en la liturgia del domingo, hacemos un esfuerzo por recuperar el ritmo y estilo de verdaderos creyentes que debemos vivir como hijos de Dios.

El color litúrgico de este tiempo es el morado que significa luto y penitencia. Es un tiempo de reflexión, de penitencia, de conversión espiritual; tiempo de preparación al misterio pascual.
En la Cuaresma, Cristo nos invita a cambiar de vida. La Iglesia nos invita a vivir la Cuaresma como un camino hacia Jesucristo, escuchando la Palabra de Dios, orando, compartiendo con el prójimo y haciendo obras buenas. Nos invita a vivir una serie de actitudes cristianas que nos ayudan a parecernos más a Jesucristo, ya que por acción de nuestro pecado, nos alejamos más de Dios.
Por ello, la Cuaresma es el tiempo del perdón y de la reconciliación fraterna. Cada día, durante toda la vida, hemos de arrojar de nuestros corazones el odio, el rencor, la envidia, los celos que se oponen a nuestro amor a Dios y a los hermanos. En Cuaresma, aprendemos a conocer y apreciar la Cruz de Jesús. Con esto aprendemos también a tomar nuestra cruz con alegría para alcanzar la gloria de la resurrección.


Haga click sobre la imagen para ver el diaporama.


40 días
La duración de la Cuaresma está basada en el símbolo del número cuarenta en la Biblia. En ésta, se habla de los cuarenta días del diluvio, de los cuarenta años de la marcha del pueblo judío por el desierto, de los cuarenta días de Moisés y de Elías en la montaña, de los cuarenta días que pasó Jesús en el desierto antes de comenzar su vida pública, de los 400 años que duró la estancia de los judíos en Egipto.
En la Biblia, el número cuatro simboliza el universo material, seguido de ceros significa el tiempo de nuestra vida en la tierra, seguido de pruebas y dificultades.
La práctica de la Cuaresma data desde el siglo IV, cuando se da la tendencia a constituirla en tiempo de penitencia y de renovación para toda la Iglesia, con la práctica del ayuno y de la abstinencia. Conservada con bastante vigor, al menos en un principio, en las iglesias de oriente, la práctica penitencial de la Cuaresma ha sido cada vez más aligerada en occidente, pero debe observarse un espíritu penitencial y de conversión.

Cómo vivir la cuaresma?

Durante este tiempo especial de purificación, contamos con una serie de medios concretos que la Iglesia nos propone y que nos ayudan a vivir la dinámica cuaresmal.
Ante todo, la vida de oración, condición indispensable para el encuentro con Dios. En la oración, si el creyente ingresa en el diálogo íntimo con el Señor, deja que la gracia divina penetre su corazón y, a semejanza de Santa María, se abre la oración del Espíritu cooperando a ella con su respuesta libre y generosa (ver Lc 1,38).
Asimismo, también debemos intensificar la escucha y la meditación atenta a la Palabra de Dios, la asistencia frecuente al Sacramento de la Reconciliación y la Eucaristía, lo mismo la práctica del ayuno, según las posibilidades de cada uno.
La mortificación y la renuncia en las circunstancias ordinarias de nuestra vida, también constituyen un medio concreto para vivir el espíritu de Cuaresma. No se trata tanto de crear ocasiones extraordinarias, sino más bien, de saber ofrecer aquellas circunstancias cotidianas que nos son molestas, de aceptar con humildad, gozo y alegría, los distintos contratiempos que se nos presentan a diario. De la misma manera, el saber renunciar a ciertas cosas legítimas nos ayuda a vivir el desapego y desprendimiento.
De entre las distintas prácticas cuaresmales que nos propone la Iglesia, Ia vivencia de Ia caridad ocupa un lugar especial. Así nos lo recuerda San León Magno: "Estos días cuaresmales nos invitan de manera apremiante al ejercicio de Ia caridad; si deseamos Ilegar a la Pascua santificados en nuestro ser, debemos poner un interés especialisimo en la adquisición de esta virtud, que contiene en si a las demás y cubre multitud de pecados".
Esta vivencia de la caridad debemos vivirla de manera especial con aquél a quien tenemos más cerca, en el ambiente concreto en el que nos movemos. Así, vamos construyendo en el otro "el bien más precioso y efectivo, que es el de Ia coherencia con la propia vocación cristiana" (Juan Pablo II).



1. Arrepintiéndome de mis pecados y confesándome
Pensar en qué he ofendido a Dios, Nuestro Señor, si me duele haberlo ofendido, si realmente estoy arrepentido. Éste es un muy buen momento del año para llevar a cabo una confesión preparada y de corazón. Revisa los mandamientos de Dios y de la Iglesia para poder hacer una buena confesión. Ayúdate de un libro para estructurar tu confesión. Busca el tiempo para llevarla a cabo.
2. Luchando por cambiar
Analiza tu conducta para conocer en qué estás fallando. Hazte propósitos para cumplir día con día y revisa en la noche si lo lograste. Recuerda no ponerte demasiados porque te va a ser muy difícil cumplirlos todos. Hay que subir las escaleras de un escalón en un escalón, no se puede subir toda de un brinco. Conoce cuál es tu defecto dominante y haz un plan para luchar contra éste. Tu plan debe ser realista, práctico y concreto para poderlo cumplir.
3. Haciendo sacrificios
La palabra sacrificio viene del latín sacrum-facere, que significa "hacer sagrado". Entonces, hacer un sacrificio es hacer una cosa sagrada, es decir, ofrecerla a Dios por amor. Hacer sacrificio es ofrecer a Dios, porque lo amas, cosas que te cuestan trabajo. Por ejemplo, ser amable con el vecino que no te simpatiza o ayudar a otro en su trabajo. A cada uno de nosotros hay algo que nos cuesta trabajo hacer en la vida de todos los días. Si esto se lo ofrecemos a Dios por amor, estamos haciendo sacrificio.
4. Haciendo oración
Aprovecha estos días para orar, para platicar con Dios, para decirle que lo quieres y que quieres estar con Él. Te puedes ayudar de un buen libro de meditación para Cuaresma. Puedes leer en la Biblia pasajes relacionados con la Cuaresma.

La Virgen Maria

Los aspectos de María son numerosos: es madre y es esclava, tiene confianza y permanece fiel, se hace misionera, se nos hace cercana, vi...